
TODA HISTORIA ES PRODUCTO DE ANÉCDOTAS CON SABOR DULCE O AMARGO, COMO TAMBIÉN, LAS OPINIONES BRINDADAS SOBRE HECHOS RELEVANTES NOS BRINDA UN NUEVO PERFIL Y QUIZÁ OTRA FORMA DE VER EL MUNDO
ALÓ ABEL ABRIL
UNA ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

Por Abel Abril
Distintas hipótesis y asombros fueron parte del conjunto de testimonios e información recibida que nos inserta en una de las situaciones más delicadas respecto a la sangre joven de una nación adolescente en periodo de formación.
“Solo con educación se puede salir adelante en un país” me comenta Gabriela mientras me siento a conversar con ella en una banca dentro de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Ella es la popular “Gabi” como la conocen en esta casa de estudios, dejó su natal Huancavelica para venir a Lima y postular a la Decana de América, en principio quería estudiar Educación, pero terminó inclinándose por el Derecho. Acaba de participar como candidata a la Secretaria General del Centro Federado de San Marcos. Me mira y sonríe diciéndome “Nunca pensé que llegara a gustar tanto por esta carrera”.
No pude evitar preguntarle – ¿Por qué Derecho? – Ella responde: “Porque las carreras que van influir para hacer un cambio, son las que pertenecen a las Ciencias Sociales. Porque creo que a través del ambiente de reformas y normativas legales se puede hacer grandes cambios por el país” señala.
En el apogeo de su juventud ella aspira a tener ese cargo para beneficio de sus compañeros, asimila a la universidad como un medio de desarrollo colectivo. Sin embargo, un silencio profundo marcó nuestra conversación entre los cientos de “¿Por qué?” que suscitaban, de pronto solo obtuve un comentario realista y triste al tocar la palabra “Indiferencia”.
UNA RAÍZ QUE SE FORTALECE
Al parecer tratar hoy el tema de la indiferencia es algo que a muchos inspira sentimientos sociales encontrados, puesto que ya no estamos rodeados de aquellas calles vanguardistas llenas de intelectuales sentados a tomar un café y hablar del cambio social, no estamos en la Europa Renacentista donde poníamos la ciencia como herramienta de liberación. Pero ¿Desde cuándo comenzó este declive?- Por ejemplo – ¿Por qué la palabra “Política” se ha vuelto un término fuera de nuestro diccionario?
Según el estudio publicado este 2014 por el Grupo Integración, el Perú es el país que menos confía en sus partidos políticos a nivel nacional, es decir, solo nos iguala Bolivia con el 16%. Hemos ido en involución, puesto que en el año 2006 la confianza bordeaba el 30%, en el 2008 había un 19% y desde ahí nuestra cifra se mantuvo en el primer porcentaje mencionado.
Para nuestro país, sin duda, estos últimos años han sido complicados, la juventud ha respondido con grandes marchas ante las acciones polémicas del gobierno actual, tantas desde la famosa “Repartija”, contra la Ley Universitaria y ahora últimas contra la nueva Ley del Régimen Laboral de jóvenes de 18 a 24 años.
Somos una nación llena de juventud, de los 30 814 175 habitantes que tiene el Perú, más de 8 millones está conformado por jóvenes de 15 a 29 años, es decir, representa el 27% de la población total, así lo indica la Secretaria Nacional de la Juventud – SENAJU junto al INEI.
Es muy complicado encontrar el punto de quiebre, para muchos podrá ser el primer gobierno de Alan García, otros parten del régimen de Alberto Fujimori, pero existe una casualidad muy macabra que a continuación presentaremos.
Desde la creación de la Constitución del 93, la cual permite la creación de universidades para competir en un mercado libre, existe actualmente casi 140 universidades de las cuales 82 son privadas y 50 son públicas, pero ello no queda ahí, puesto que las últimas 30 fueron aperturadas entre el 2010 y 2011, señala el famoso Blog “Utero de Marita”.
Es decir, ahora quien tiene dinero puede acceder a una educación superior inmediata. A esto se suma, la pobre enseñanza presentada en los colegios.
La mayoría de jóvenes que forman parte de centros de estudios superiores públicos son en su mayoría personas de menores recursos, no obstante, en las privadas sin bien es cierto, también hay alumnado de todos los sectores socio-económicos, el nivel de conciencia y sensibilidad social es mayor en la primera. ¿A qué se debe?
“Bueno no eh tenido la oportunidad de conocer a personas de universidades privadas, sin embargo, según las declaraciones de algunos maestros míos, ellos hacen hincapié que aquí en una universidad del estado, los alumnos venimos con ansias de aprender y no estamos a la expectativa de lo que exija el profesor. Porque el alumno de la universidad nacional es más consciente de su realidad a diferencia de un alumno de universidad privada, en ella no existe la necesidad y ansias de exigir al maestro” duras palabras que emitió Gabriela al responder mi interrogante.
En conclusión, para “Gabi” el punto de quiebre radica en la creación de centros de estudios privados sin la correcta regulación que ha puesto la enseñanza como un bien, al cual accede quien tiene más dinero, pero no capacidad académica y moral.
Con mayor énfasis, se pueda admitir que nuestra Carta Magna ha jugado un papel trascendental en esta problemática, no la ha solucionado, la enfermedad crece al parecer.
EXISTE LA VOZ DE INDIGNACIÓN
Para él, los jóvenes de hoy no sentimos un interés por los problemas de la sociedad debido a que las personas no se sienten relevantes en la misma, y por ende, no se sienten parte de ella.
“Hay pocas personas que tienen el entusiasmo de iniciar un proyecto político, con una ideología independiente de la que sea, además, no encuentran un apoyo, alguien que los entusiasme y al final quede solamente una propuesta” indica Julio mientras me muestra un libro de Carlos Smith. Sin embargo, la charla se vuelve amena cuando nace el cuestionamiento – ¿Qué te indigna?-
El responde: ¿De la juventud? – “Bueno la indiferencia y el facilismo, quieren acabar la carrera rápido, no quieren leer, incluso optan por copiar y así no van a lograr nada, me fastidia su falta de actividad”.
Para nuestro entrevistado un factor del declive fue la tecnología, no obstante, me planteó el siguiente ejemplo: “En un escritorio pones diez libros y una computadora, luego le pides a un joven lo siguiente- Hazme un informa de tal tema- El ser humano siempre busca lo más fácil y por ende optará por utilizar la computadora. No va leer. Ahora todo se hace por internet, ya no se investiga, no se analiza, no va uno a la biblioteca. No coge uno o cinco libros a hacer comparaciones, lo cual es perjudicial”, menciona el futuro abogado.
¿INDIFERENCIA O FALTA DE CULTURA?
Al igual que Gabriela y Julio hay miles de jóvenes que hoy forman parte de la población universitaria, cada uno lleva su vida al estilo que sus empíricos conocimientos les permite enfrentar lo cotidiano, pero cuando analizamos la causa y efecto del tema de este reportaje, las hipótesis nos rodean mismo oxigeno que respiramos, de pronto estamos ante un círculo vicioso en el cual estamos atrapados. Suele volverse una temática sin solución ni escapatoria, quizá esto es producto de la falta de algo, una semilla que es sembrada desde nuestros hogares, colegios; etc.
Cuando una actitud monopoliza el comportamiento de un conjunto de individuos llega a convertirse parte de nuestra cultura. Esa longeva frase “No hay peor enemigo de un peruano, que otro peruano” , hace referencia a ello.
Cultura señores, ¿Cuánto falta de ello?, para “Gabi” e Inchaustegui, hay una temática importante a mencionar: El sistema educativo.
Para Julio este sistema es una extensión del colegio, porque la base de un adolescente que culmina la secundaria no es la adecuada. “Observa los centros preuniversitarios, lo ideal es que salgan del colegio para iniciar una vida académica” sino se cambia ello, él cree que la falta de preparación será una “Cultura del ciudadano”.
Sin embargo, mientras charlaba nuevamente con Gabriela en la residencia San Marquina aprovechó en mencionarme lo siguiente:” Para cambiar el sistema educativo, el gobierno debe preguntarse ¿A dónde vamos?”.
Ella es fiel a su perspectiva, menciona que al país le falta desarrollar sus fuerzas productivas – ¿Cómo desarrollarlas?- Le consulto. “Brindando un sistema de educación que sea capaz de investigar, sino hay prioridad en ello, está condenado al fracaso” me responde.
Los dos comparten que la educación en el Perú no es buena, y ello desencadena en falta de culturización en los hogares, el colegio y la universidad, así mismo, ello vuelve a la población vulnerable a captar indiferencia y ser portadora de ella.
EL ADIÓS AL DEBATE Y LA BIENVENIDA AL SILENCIO
“El estudiante universitario está hecho para debatir” afirma con convicción. Pero siente que la indiferencia se está expandiendo porque cada vez se hace menos política en las universidades. Mientras me conversa, obervo su expresión corporal y noto su molestia por la coyuntura, me dice que es malo ver a la juventud como un receptáculo de ideas y se los despolitice.
El autor de “La Guerra del Arcangel Gabriel” nos dice: “Tengan en cuenta que los más imcopetentes del parlamento son gente que solo se dedicó a estudiar en la universidad y nunca debatió”.
Después de escuchar esto, los dos nos quedamos mudos unos segundos, pero luego aportó – “Los estudiantes no son monigotes que se dejan engatusar tan facilmente, ellos deben tomar una decisión después de debatir profundamente sobre un tema”.
De pronto sentí que sus respuestas fueron duras, inesperadas y por qué no, interesantes. Me estrechó la mano y subió a su moto lineal porque tenía que irse a dar conferencia, atiné a ser agradecido. El cielo comenzaba a oscurecer en aquel parque donde lo entrevisté, desde un comienzo sabía que el tema despertaría ese lado voluble que esconde mi personalidad, sin embargo, la vocación llama a gritos, ella no permite debilidades, te jala de forma insaciable hasta eliminar el sueño, el hambre, y te inyecta las ansias de terminar lo propuesto. Nuestro próximo destino sería uno de los epicentros del cuarto poder.
EL PAPEL DE LA PRENSA
Su amplia experiencia periodística, su imparcialidad al momento de declarar y su carácter solidario, ha sido causante de múltiples adjetivos sobre él, algunos lo llaman “Inofensivo” otros “Generoso”, sin embargo, él siempre responderá ante cualquier situación de manera neutral.
¿Cómo está señor Chema?- Hola, ¿Cómo te va?, me responde- Inmediatamente le expliqué el motivo de mi espera y no dudó en hacerme pasar a su oficina en el cuarto piso de la radio.
José María Salcedo, lleva más de 35 años en el periodismo, a pesar de sus raíces españolas, siente una gran identidad peruana, y no solo ello, se considera un Amazónico más. Mientras nos acomodábamos me preguntaba mi edad y eso fue motivo para obtener una declaración muy objetiva de su parte.
“Fíjate que cuando uno es joven tiene la necesidad de tener ideales, es algo biológicamente normal, en mi caso tuve una formación religiosa y nos inculcaban mucho la actitud de tener un compromiso social” decía José María. Él es consciente que la indiferencia abundará mientras siga prosperando la carencia de ideales y ejemplos a seguir.
Para Chema Salcedo, uno abraza una causa debido a que miras de ejemplo o sigues a alguien. “Es como pedirte que seas hincha de Universitario, primero tengo que idealizarte al Lolo Fernández” su ejemplo nos hizo reír en la sala, eso ayudó a que la entrevista, más allá de ello, llegue a volverse a una conversación común, pero tuve que ir después de varios minutos a la pregunta principal.
¿Y la prensa que debe hacer ante ello? ¿Qué rol deberían cumplir los medios? le dije – En los próximos segundos recibí una respuesta inesperada – Chema admite que los medios de comunicación muestran a la política como una “Cloaca”, y eso ha generado una indiferencia quizá por parte de los jóvenes a los temas sociales. “Pero viejo hay que ser sinceros, hoy para los universitarios quizá es más importante hablar de Bill Gaid que de pronto algún filósofo o movimiento” añadió.
Sin embargo, José María Salcedo me planteó algo muy concreto y aceptable que muchas empresas enfocadas a los medios han olvidado, él considera necesario que el rol de la prensa ante la influencia de esta polémica juvenil; es plantear que los medios de comunicación se reúnan, es decir, generar un consenso y preguntarse – ¿A dónde estamos yendo dentro de cinco años? – “Falta un control de calidad de contenido, el defensor al lector, el radio escucha y el televidente, es necesario que dentro de un medio haya una persona que reciba las quejas, eso juega un papel importante en la recepción de la población” señala.
Observo un instante mi celular y le digo -¿Ya falta poco para que salga al aire su programa verdad?- Sí tienes razón, responde mientras mira su reloj- Nos estrechamos la mano, pero antes de retirarme le consulto – ¿Y si vuelve Hildebrandt a la televisión? – “Indudablemente que sí, lo necesitamos en la televisión la verdad” fue de pronto una respuesta llena de nostalgia por parte de un hombre de prensa que aún conserva a su veterana edad esa caballerosidad que muestra en Radio Programa del Perú.
A pesar que el tema de la indiferencia y los jóvenes del Perú, de pronto es como tratar de juntar agua con aceite, en una nación que anualmente presenta índices precarios de investigación, participación cívica por los múltiples factores mencionados por nuestros entrevistados, salí tranquilo y en un estado de confort de aquel edificio de radio y TV, no obstante, en el transcurso del camino hacia el Centro de Lima, aquella sensación fue desapareciendo. Sentí que aún faltaba algo.
GENERACIÓN DEL CAMBIO
Es complicado e infinito tocar la problemática de los universitarios, los conflictos sociales y su participación política. Ya no volverá jamás la generación del Grupo Norte y sus escritores preocupados por el cambio social, ya no existirá nunca más la utopía de los Boedo de la Argentina de Borges; ya no, es como el criollo recuerda “Su Lima que se va”. Épocas que no regresan.
Esta es una nueva generación, una que asimila la videocracia como religión en general, una que huye a ser “Ratón de Biblioteca”, una que asiste a manifestaciones por ser “El bacán” o el “Revoltoso” figureti que ni siquiera entiende el motivo de la reunión en aquellas plazas, pero también es la generación que se indigna cuando atacan sus derechos laborales, ¡Sí! aquella secta refugiada que aún levanta sus banderas y defiende enérgicamente su posición, ese grupo quien habla de leyes y se organiza para ser escuchada, esa élite que aún conserva humanidad y cultura colectiva.
Observando aquella marcha sentí que la enfermedad social del principio podría dejar de ser crónica, quizá habría no un antídoto, pero si un calmante. Mientras vi andar a aquellos ocho mil jóvenes por la Av. Arequipa recibiendo los gases lacrimógenos que lanzaba la policía, vino a mi mente esa pregunta – ¿Generación del cambio?- y el vago recuerdo de “Gabi” llegó a mi cerebro, un comentario algo esperanzador, que “No cura el dolor, pero lo calma”, aquella última declaración elegante obtenida y que casi olvidaba escribir: “No somos la generación del cambio, pero podemos ser la generación que siente las bases para hacerlo”.


Para Gabriela la indiferencia y esa falta de sensibilidad al conflicto social parte tanto de los estudiantes de universidades públicas como privadas, está indiferencia según ella nace de un individualismo, es decir, solo importo yo, mi desarrollo personal y no importa lo que pase con el resto. No obstante, me adiciona que esto viene también de los hogares debido a que la educación que brindan los padres de familia viene a ser la misma ya que también son víctimas de esta cultura, “Hay una falta de conciencia” afirma “Gabi”.

Pero la indiferencia y falta de conciencia social no es una cualidad exclusiva de las universidades particulares, todavía existen estudiantes que piensan distinto, uno de ellos es Julio Inchaustegui.
Julio está bordando el sétimo ciclo de derecho en la Universidad San Martín de Porres, escribe desde muy pequeño y le apasiona la Literatura. Nos recibe en su hogar ubicado en el distrito de Magdalena, él nos muestra su pequeño bibliotecario, donde semanalmente limpia sus libros. Al comienzo de mi conversación con él, me daba a conocer su tristeza debido a que uno de sus relatos escritos no logró ocupar los primeros puestos en el Concurso Anual de Cuentos de PETROPERÚ.

Ante la coyuntura social no solo se pronuncia quienes pertenecen a las nuevas generaciones, también existen los famosos “Viejos Jovenes”, uno de ellos es Dante Castro, Premio Literario de Casa de las Américas de Cuba, su vocación por la literatura, la docencia y la política, lo han convertido en un personaje con experiencia en temas sociales, no fue hace mucho, cuando postuló al Congreso de la República por el partido Despertar Nacional, el aún confía en los cambios, pero también capta la problemática que “Gabi” y Julio nos dieron a conocer.
Recuerdo que era un feriado del mes de Diciembre; cuando me paré en la puerta de RPP, fue al mediodía, de pronto lo observé bajar de un taxi entre el cruce de las avenidas Aramburú y Paseo de la República, portaba una camisa negra y caminaba de lo más cómodo por el grifo PRIMAX, la última vez que supe de él fue cuando publicó su libro sobre los Mártires de Uchuraccay.
Su amplia experiencia periodística, su imparcialidad al momento de declarar y su carácter solidario, ha sido causante de múltiples adjetivos sobre él, algunos lo llaman “Inofensivo” otros “Generoso”, sin embargo, él siempre responderá ante cualquier situación de manera neutral.

La tarde del lunes 29 de Diciembre fue inevitable presenciar la tercera marcha convocada por los sectores universitarios para protestar contra la nueva Ley de Régimen Laboral Juvenil, que ha generado enormes polémicas, así mismo, muchos ciudadanos la consideran como un abuso, mientras otros mencionan que busca formalizar el trabajo hacia quienes no obtienen empleo.
Revisando la historia, no se realizaba una manifestación juvenil así desde el año 1996.