NO SE LA CREYÓ EL PERÚ, PERO SÍ LIMA.
- Diego Quispe Sanchez
- 1 nov 2014
- 3 Min. de lectura

Por Abelabril
Recuerdo muy bien la campaña de Keiko Fujimori para la Presidencia de la República en el año 2011, todos los medios de comunicación, en su mayoría enfrascados en seguir el mismo rumbo económico, en respetar una constitución respaldada en un Autogolpe de Estado en Abril del 92.
Decenas de miles que marchando por las calles del Paseo Colón, todos con un polo de quien fue para muchos el derrocador del terrorismo, la solución a la hiperinflación y el principio del olvido del terror vivido desde los años 80: Alberto Fujimori.
Esa misma calle que acaba en la histórica Plaza Bolognesi, donde en una esquina cercana se ubicaba el local partidario del hoy llamado “Fuerza Popular”, donde la canción del “Chino, Chino, Chino…” era el padre nuestro de todo los días. Una campaña fujimorista donde la base de sus propuestas y plan de trabajo se inclinó por hacer recordar a la población lo hecho por el hoy condenado ex presidente en la década de los noventa.
Ahí estaba la población enfática, fervorosa alzando las banderas naranjas en los barrios populares. Muchos recuerdos se suman a mi pensamiento.
¿Qué parecido podríamos encontrar en la campaña de Keiko Fujimori y Luis Castañeda Lossio? Los dos centraron su seducción política al ciudadano en lo realizado por su gestión anterior; los Fujimori violaron derechos humanos y son considerados como uno de los gobiernos más corruptos de nuestro país; por otro lado, Castañeda Lossio y el caso COMUNICORE donde nadie sabe cuál fue destino de aquellos 21 millones de dólares, es considerado como el mayor robo a la comuna limeña. Claro la única diferencia bien marcada sería: Castañeda no tuvo un padre como antecesor, Keiko sí.
Y así, los dos utilizaron la misma calle limeña como centro de campaña, utilizaron la misma estrategia con los vecinos de Lima para despertar una cierta nostalgia en las obras y despertar sentimientos populistas.
El individualismo es una cualidad apriori en nuestra nación, es algo parecido a lo que una vez Descartes llamó “Ideas innatas”. Una indiferencia utópica establecida en nuestras sangres mestizas. Esto conllevó a una frase que derrumba la dignidad del ciudadano “Roba, pero hace obra”.
Me llamó la atención al revisar los resultados de la encuestadora Ipsos sobre los posibles resultados de aquella segunda vuelta en las elecciones presidenciales del 2011- Ollanta Humala Tasso 52.6% y Keiko Fujimori 47.4%. Ahora en el 2014, la misma encuestadora arroja lo siguiente- 41% de limeños votarían por el líder de Solidaridad Nacional – sin importarle los actos de corrupción “simplemente queremos obras, lo demás no interesa”. Es verdad, ya tenemos electo alcalde, pero vale la pena la comparación.
¿Hasta dónde ha decaído la democracia? – Hago esta comparación porque aquel 2011 ese gran porcentaje votó por la hija de Fujimori – porque simplemente querían obras y “beneficios” , lo demás no interesaba, una amnistía hacia ello.
Igual caso con Castañeda, ese 50.1% emitió su elección al sol de Solidaridad sin importarle que hasta el día de hoy seguimos esperando una explicación sobre el famoso proyecto del monorriel que costaría como bien dijo Enrique Cornejo; más de 2 mil millones de dólares a la Municipalidad de Lima.
No obstante, fue la misma calle y la misma plaza, la cual recibió hace 3 años a los seguidores del “Chino” y el pasado domingo fue escenario de celebración por parte de los seguidores del “Mudo”.
No quiero menospreciar a quienes votaron en aquella oportunidad por la lideresa de Fuerza Popular, pero hago hincapié en nuestra conciencia ciudadana. No sería ilógico pensar que la gran mayoría que votó por Keiko ahora haya votado por Luis Castañeda. ¿Qué futuro espera a la ciudad de los reyes? Es incierto, un aire de “sin rumbo” se respira con este señor.
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