SU VIHDA EN JUEGO
- Diego Quispe Sanchez
- 23 mar 2015
- 2 Min. de lectura

Por Abel Abril
No cabe duda que el Perú es la mejor parada monopólica en cuanto a venta de medicamentos se refiere. La compañía estadounidense Bristol es la única proveedora de la pastilla retroviral Atazanavir, esta misma tiene un costo anual de 26 millones de dólares para el Estado Peruano, la indignación es pan de cada día para quienes exigen costos menores, puesto que países como Bolivia pagan 20 veces menos.
En nuestro país existen 37 mil personas con VIH, de las cuales un gran porcentaje toma este medicamento con el fin de proteger su sistema inmunológico, es derecho de ellos adquirir en los hospitales de forma gratuita su dosis correspondiente para llevar una vida balanceada a pesar de la respuesta nublosa que el MINSA presenta como desabastecimiento.
Pero ¿Qué ha despertado realmente el fastidio de estas personas? Bristol Myers Squibb empresa químico – farmacéutica tiene un contrato en el cual sus productos entregados al gobierno de turno declara una patente irreprochable, es decir, gozar del privilegio de ser el único ofertante de este medicamento, en términos económicos, nos estamos topando con un monopolio.
Así mismo, las mismas medidas que BMS tomó en países como Colombia y Bolivia fueron rechazadas, entonces, también está la abismal diferencia de precios – en Perú vale 29 soles la tableta, en Bolivia cuesta s/. 1.40.
Más allá de respetar patentes, esto es un problema de salud pública por lo cual el Estado estaría en su total derecho de recibir a otros laboratorios.
La solución planteada hasta hoy, es la Licencia Obligatoria. Está ha sido propuesta por el Colegio Químico Farmacéutico del Perú lo cual permitiría reducir el grosero gasto.
Cabe destacar que en Ecuador también tomaron esta acción y la baja de precios se redujo hasta en un 97%.
Organismos como GIVAR exigen al presidente Ollanta Humala declarar esta licencia puesto que el Atazanavir está sobrevalorado por tratarse de un lobby de BMS.
Es importante saber a qué empresa se enfrentan, no es la primera vez, que está compañía genera disgustos. En su país de origen, esta misma fue multada por 150 millones de dólares por estar implicada en unos presuntos fraudes contables así lo afirmó también el diario español El País. Es el mercado quien permite ello, quizá también el modelo.
Hasta ahora no existe una voz objetiva de las instituciones nacionales, la INDECOPI prefiere guardar silencio, y peor aún, la SUNAT no da a conocer hasta hoy el por qué BMS no paga impuestos, es decir, mientras quien escribe paga IGV del mínimo bien o servicio que adquiero, Bristol no lo hace, de pronto el caso es parecido a LAN, pero con la salud de miles de personas no se juega.
Como señaló hace unas semanas el congresista Jaime Delgado, el lobby no se puede permitir, es verdad que el dinero y el mundo empresarial carecen actualmente de nacionalidad exacta, pero cuando la presión llega a sus intereses de lucro, la bandera escondida sale a flote.
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